NOS SACASTE A ABUNDANCIA

Por Ritchie Pugliese

El Salmo 66:10-12 dice lo siguiente: “Porque tú nos probaste, oh Dios; Nos ensayaste como se afina la plata. Nos metiste en la red; Pusiste sobre nuestros lomos pesada carga. Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza; Pasamos por el fuego y por el agua, Y nos sacaste a abundancia.”

Por lo que podemos leer de estos versículos se nota una secuencia con un final feliz. Pareciera que el pasaje brindara un relato acerca de un sendero que hay que atravesar donde en determinado momento se llega a destino o se abre una puerta hacia algo mejor.

Me llama la atención que el salmista en cada etapa del proceso, no le atribuye lo que le ha sucedido ni a la mala suerte y menos al diablo. Su perspectiva del señorío de Cristo y del Reino de Dios le hace ver las cosas desde la óptica superior del tercer cielo, donde el Señor está sentado sobre su trono.

La óptica del tercer cielo, no es una perspectiva dominada por lo natural ni lo sentimental sino es una óptica que ve todo desde el punto de vista de la fe y de la victoria final del Señor.

A todos nos gusta la frase final: “y nos sacaste a abundancia” pero por lo que dice el pasaje se llegó a ese punto luego de atravesar diversas etapas caracterizadas por los problemas y dificultades. Estoy seguro que, si nos dieran la posibilidad de elegir, no solo borraríamos las palabras anteriores que el salmista detalla, sino también tomaríamos un camino más tranquilo hasta llegar a la abundancia, pero en las cosas de Dios el Espíritu Santo generalmente trabaja en nuestras vidas en una serie de procesos que muchas veces no son como pensamos y esperamos.

Los procesos que vemos en este pasaje parecen ser duras y difíciles dificultades, las cuales pareciera que habría que atravesar para entrar en la dimensión de la abundancia prometida por Dios. Me viene a la mente una carrera donde los competidores deben saltar las vallas para llegar a la meta. Así como en una competencia, en la carrera de la vida es posible tropezar con esas vallas y caer golpeados y vencidos. Las pruebas y dificultades son escalones hacia arriba o hacia abajo.

La sola lectura del pasaje me da la idea de un camino escabroso, complicado, difícil de atravesar donde a menos que la gracia de Dios nos ayude será imposible llegar al final,… pero lo bueno es que el salmista declara al final: ¡Nos sacaste a abundancia!

El salmista utiliza varias secuencias para resumir lo que acabo de mencionar: “nos ensayaste”; “nos metiste”; “pusiste”; “hiciste” para mencionar luego “pasamos” y terminar finalmente diciendo; “nos sacaste”. Por lo que leemos la experiencia del salmista fue experimentar la abundancia de Dios luego de un proceso difícil y doloroso.

¿Qué podemos aprender de las palabras del salmista?

El Espíritu Santo quiere darnos una palabra de fe y aliento para que no nos dejemos intimidar por las duras pruebas que se nos han atravesado y siguen atravesándose en nuestro camino, las cuales parecieran tener la firme intención de que no alcancemos la abundancia que Dios nos ha prometido en su palabra.

Estoy seguro que muchos de los que están leyendo han estado o actualmente siguen bajo el fuego de las pruebas continuas a pesar de haberle creído a Dios y confesar sus promesas de abundancia.

No sé dónde te encuentras en este preciso momento de tu vida: siendo ensayado como la plata o metido en una red sin salida; oprimido por la pesada carga sobre tus lomos o con hombres cabalgando sobre tu cabeza para pisotearte o aun pasando por el fuego o por el agua.

Cualquiera sea la situación en que tú te encuentres, en esta hora quiero decirte que la experiencia del salmista no fue solo para él. ¿Por qué digo esto? Observa que él no dice “me sacaste a abundancia” como una experiencia singular, sino que habla en plural, dando a entender que alcanzar ese estado no es para uno solo.

Creo firmemente que en esta hora el Espíritu Santo nos está invitando a continuar creyéndole a Dios y a seguir con fe hacia adelante, sea que estemos al comienzo o al final del recorrido saturado de pruebas y dificultades. El Espíritu Santo nos está impartiendo fe para que podamos creer que así como fue la experiencia del salmista, en esa expresión en plural estamos incluidos tú y yo. Creo firmemente que el Espíritu Santo ha registrado la frase “nos sacaste a abundancia” para que también pueda ser tu experiencia. Por lo tanto, cada vez que leas este pasaje, gózate en el Señor y dale gracias porque tú también estás incluido.

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